Benedicto XVI a los jóvenes: «Tenéis la tarea de mostrar al mundo que la fe trae una felicidad y alegría verdadera, plena y duradera. Y si el modo de vivir de los cristianos parece a veces cansado y aburrido, entonces sed vosotros los primeros en dar testimonio del rostro alegre y feliz de la fe»

miércoles, julio 16, 2008

YO TAMBIEN ESTUVE ALLÍ...

Yo también estuve allí el sábado 5 de julio y esta carta al director que os invito a leer, describe perfectamente lo allí vivido.

Cartas al Director
Diario la Nueva España, 15.7.2008
DANDO GRACIAS
Carmen González Casal


“Desde que el 13 de enero el nuncio de su Santidad, don Manuel Monteiro, inaugurara solemnemente el año santo de la Cruz no había vuelto a la Sancta Ovetensis para participar en las muchas peregrinaciones que están teniendo lugar este año de gracia que vive la Iglesia asturiana. Sin embargo, el pasado sábado tuve la oportunidad de ser una de las 2.500 personas que abarrotaron la Catedral en la solemne celebración presidida por don Javier Echevarría, actual prelado del Opus Dei, a quien invitó don Carlos Osoro a visitar Asturias para participar en este año jubilar con motivo de los aniversarios de la donación de la Cruz de los Ángeles y de la Victoria a la catedral ovetense por Alfonso II el Casto y Alfonso III el Magno, respectivamente, hace más de 1.200 años.

Conozco a monseñor Echevarría desde finales de los setenta. Lo vi en Roma, tenía yo pocos años; ya entonces me llamó la atención la fuerza de sus palabras, fuerza que -pude comprobar el sábado- aún mantiene vibrante con el paso de los años.

En la homilía habló de muchas cosas, pero dos de ellas parecían de obligado cumplimiento. En primer lugar, su agradecimiento a don Carlos Osoro por la invitación a visitar Asturias y a celebrar la eucaristía en la Catedral; en segundo, su alusión a la Cruz como «signo y garantía de victoria en la lucha por la santidad» haciendo alusión a las cruces custodiadas en la Cámara Santa de Oviedo. «En el leño de la Cruz -señaló- Cristo nos alcanzó la victoria definitiva. Apliquemos esta doctrina perenne a las circunstancias que a cada uno nos toca vivir: en la propia familia, en la ciudad donde residimos, en la nación a la que pertenecemos. No perdamos nunca la esperanza, aunque la situación personal o social parezca difícil. Alimentémosla en la oración y en los sacramentos».

La tarde antes, recién llegado a Asturias, don Javier Echevarría realizó una parada técnica en Covadonga para ser recibido por su anfitrión, don Carlos Osoro, y saludar a la Santina. Esa misma mañana, también en compañía del arzobispo de Oviedo, el prelado del Opus Dei veneró los tesoros de la Cámara Santa y rezó ante la Cruz de la Victoria que portaría horas después, poco antes de terminar la misa solemne, para que la ingente cantidad de fieles que allí se encontraban la adoraran.

La ceremonia fue larga e intensa, pero a la mayoría -así lo percibí en los comentarios- se les había hecho corta. Una mayoría variada de edad, condición y paisanaje -a tenor de los acentos-: niños, jóvenes, de mediada edad, ancianos, de León, de Santander, de Burgos, de Venezuela, Perú? de muchas partes de Asturias. Lo fui comprobando mientras salíamos, dedicándome a observar caras y a escuchar comentarios de satisfacción y agradecimiento.

Después, reposando la intensidad de lo vivido, pensé que no estaba de más hacerle llegar a don Carlos Osoro el agradecimiento que palpé en aquellos rostros la tarde del pasado sábado. Como asturiana me sentí orgullosa no sólo de mis raíces, plasmadas en el tesoro de la Catedral, y de la belleza de aquel ritual sencillo y solemne, sino también de la generosidad de mi arzobispo no sólo aquella tarde, sino desde que desde que llegó a Asturias, pues no ha parado de hacer realidad la parábola del buen pastor, cuidando y desviviéndose por cada una de sus ovejas.”

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