Benedicto XVI a los jóvenes: «Tenéis la tarea de mostrar al mundo que la fe trae una felicidad y alegría verdadera, plena y duradera. Y si el modo de vivir de los cristianos parece a veces cansado y aburrido, entonces sed vosotros los primeros en dar testimonio del rostro alegre y feliz de la fe»

martes, septiembre 11, 2007

Para alegrar el corazón...

Me ha gustado la historia "para alegrar el corazón" y ahí os va...

Recibí una llamada telefónica de un muy buen amigo.
Me dio mucho gusto su llamada y lo primero que me preguntó fue:
-¿Cómo estás?
Y sin saber por qué le contesté: - Muy solo.
-¿Querés que hablemos?- me dijo
Le respondí que si y me dijo: -¿Querés que vaya a tu casa?
Y respondí que si.
Colgó el teléfono y en menos de quince minutos él ya estaba tocando a mi puerta. Yo hablé por horas de todo, de mi trabajo, de mi familia, de mi novia, de mis deudas, y él, atento siempre, me escuchó.
Se nos hizo de día, yo estaba totalmente cansado mentalmente, me había hecho mucho bien su compañía y sobre todo que me escuchara, que me apoyara y me hiciera ver mis errores.
Me sentía muy a gusto y cuando él notó que yo ya me encontraba mejor, me dijo:
-Bueno, me voy, tengo que ir a trabajar.
Yo me sorprendí y le dije
¿Por qué no me habías dicho que tenias que ir a trabajar? mirá la hora que es, no dormiste nada, te quité tu tiempo toda la noche.
El sonrió y me dijo:
-No hay problema, para eso estamos los amigos.
Yo me sentía cada vez más feliz y orgulloso de tener un amigo así.
Lo acompañé a la puerta de mi casa... y cuando él caminaba hacia su automóvil le grité desde lejos:
-Y a todo esto, ¿por qué llamaste anoche tan tarde?.
El regresó y me dijo en voz baja:
-Es que te quería dar una noticia...
y le pregunté: -¿Qué pasó?
Y me dijo: -Fui al doctor y me dijo que estoy muy enfermo.
Yo me quedé mudo... él me sonrió y me dijo:
-Ya hablaremos de eso. Que tengas un buen día...
Se dió la vuelta y se fue.
.
Pasó un buen rato para cuando asimilé la situación y me pregunté una y otra vez, por qué cuando él me preguntó cómo estaba me olvidé de él y solo hablé de mi.
¿Cómo tuvo la fuerza de sonreirme, de darme ánimos, de decirme todo lo que me dijo, estando él en esa situación?...
Esto es increíble...
Desde entonces mi vida ha cambiado.
Suelo ser menos dramático con mis problemas y disfrutar más de las cosas buenas de la vida.
Ahora aprovecho más el tiempo con la gente que quiero...
En resumen, es bueno recordar que:
"El que no vive para servir... no sirve para vivir..."
La vida es como una escalera, si mirás hacia arriba siempre serás el último de la fila, pero si mirás hacia abajo verás que hay mucha gente que quisiera estar en tu lugar.