Benedicto XVI a los jóvenes: «Tenéis la tarea de mostrar al mundo que la fe trae una felicidad y alegría verdadera, plena y duradera. Y si el modo de vivir de los cristianos parece a veces cansado y aburrido, entonces sed vosotros los primeros en dar testimonio del rostro alegre y feliz de la fe»

miércoles, junio 11, 2008

TESTIMONIO "Eduardo Verastegui"




QUERIDÍSIMOS BLOGGEROS:
EN PRIMER LUGAR QUIERO PEDIROS PERDÓN POR HABERME ESCAPADO UN MONTÓN DE DÍAS SIN ACORDARME PARA NADA DE VOSOTROS...
CREO QUE CUANDO LEÁIS LA ENTREVISTA AL ACTOR EDUARDO VERASTEGUI, ME LO PERDONARÉIS PORQUE MERECE LA PENA. A MI ME HA IMPRESIONADO Y LAS PERSONAS CON LAS QUE HE VISTO EL DVD DE LA ENTREVISTA, NO LES HA DEJADO INDIFERENTES. QUE UN ACTOR EN PLENO SIGLO XXI Y EN EL MUNDILLO DE HOLLIWOOD SE CONVIERTA ES IMPRESIONANTE. OS ANIMO A LEER UNA PEQUEÑA MUESTRA...


El dice que siempre anduvo tras el éxito, pero la verdad es que el éxito siempre anduvo tras él. Cuando sintió que había llegado el momento oportuno, comenzó a escalar la cima más alta con la que sueñan la mayoría de los actores: la conquista de Hollywood.

Nada le hacía sospechar cuando abandonó Miami para instalarse en Los Ángeles que su alma inquieta iba a llevarle por otros caminos más allá de las peligrosas distracciones de la fama, comenzó a sentirse terriblemente sólo, vacío, sin ilusiones. Así que decidió cerrar sus increíbles ojos verdes a ese mundo de fama que durante tanto tiempo le había deslumbrado y miró hacia adentro.

Me sentía muy inquieto, muy insatisfecho. Con todo lo que hacía, nada, absolutamente nada me llenaba… Y yo pensaba: "¿Qué me falta? Seguro que cuando haga este proyecto voy a sentirme bien", pero tampoco. Terminaba mi siguiente trabajo y me sentía totalmente vacío. Entonces me ilusionaba con alguna mujer, qué tal si ando con fulanita o menganita, pero toda mi vida soñé con casarme y tener hijos, mientras salía con un tipo de mujeres que yo sabía que por ahí nunca iba a encontrar a mi esposa… Así que llegó un punto en el que me invadió el vacío.

En mi búsqueda por saber qué había más allá de todo este vacío, empecé a cuestionarme las grandes preguntas que todo el mundo se hace alguna vez en la vida: "¿Qué hago en este Universo?, ¿de dónde vengo?, ¿a dónde voy?, ¿qué sentido tiene todo esto?"… Y en esta búsqueda empecé a frecuentar otro tipo de gente, otro tipo de ambiente…. Mis padres son gente sencilla, con unos valores morales increíbles, con mucha vida espiritual… Sufrieron bastante cuando dejé mis estudios y casi a escondidas me fui de casa para perseguir mis sueños en el mundo artístico. Les di muchos disgustos. Hasta que un día mi madre se hartó y dijo: "Lo que le digo a este hijo mío, le entra por un oído y le sale por el otro. Donde no he llegado yo con mis palabras y mis consejos, las oraciones que voy a dedicarle toda mi vida terminarán tocando tarde o temprano su corazón". Y se dedicó a rezar por mí. Así que creo que las oraciones de mi madre han tenido mucho que ver en todo esto… –dice riendo–. Ya sabes lo que se dice: "No hay nada más poderoso que las oraciones de una madre por sus hijos". Después de ver mi caso, estoy convencido de ello. Todo el cambio que he experimentado en mi vida, las personas nuevas que se me acercaron en mi crisis, no me cabe duda que han sido fruto de las oraciones de mi madre.

No cabe duda. La vida es una experiencia. Cuando uno no sabe lo que quiere, terminas en cualquier lado. Es muy peligroso. Cuando no sabes dónde vas, acabas en cualquier lugar, accidentalmente, influenciado por un amigo equivocado, un ciego que sigue a otro ciego, y luego dices: "¿Cómo terminé haciendo esto o aquello?, ¿pero qué me trajo hasta aquí si esto no soy yo?".

En un principio, claro, fue un cambio tan radical, que se asustaron. Cuando un día aparezco y les digo: "A partir de hoy no voy a hacer nada contra mis principios. Si el precio del cambio es que vaya a terminar trabajando en mi pueblo vendiendo tacos, esto es más digno que lo que he hecho hasta ahora. Si el día de mañana voy a casarme y tener hijos, que mis hijos estén orgullosos de su padre, y si no llega a irme bien, si quieren, que me ayuden a vender tacos en la calle" –dice riendo–. "Eso es un poco exagerado, ¿no?", me dijeron… Pero les expliqué: "Si voy a llevar una vida íntegra, voy a ser radical. No me gustan las medias tintas. O eres un hombre de palabra o no eres un hombre de palabra. Sea quien sea quien esté detrás del mejor proyecto, no voy a hacer nada que vaya contra mis principios, porque, si acepto, es venderme, y volveré a acabar viviendo una mentira".

Mi fe. Es un regalo que Dios me dio a través de ellos. De mi padre, la perseverancia. A respetar a los demás. Siempre me dijo: "Sé honesto en lo que hagas, nunca te rindas. De los cobardes nunca se ha escrito nada. Ve siempre hacia delante, nunca mires a nadie con desprecio. Si tienes que mirar a alguien hacia abajo, que sea sólo para tomar su mano y ayudarle si lo necesita…". En fin, unos códigos, unos principios, cosas muy simples, pero muy importantes… De mi madre aprendo a ser humilde, a ser amable. Ella me dice: un corazón humilde es bien recibido en todas partes…". Los dos siempre han velado antes que nada por la unidad de la familia.