Benedicto XVI a los jóvenes: «Tenéis la tarea de mostrar al mundo que la fe trae una felicidad y alegría verdadera, plena y duradera. Y si el modo de vivir de los cristianos parece a veces cansado y aburrido, entonces sed vosotros los primeros en dar testimonio del rostro alegre y feliz de la fe»

viernes, febrero 10, 2012

"FIJARSE"

EL PROXIMO DIA 22 EMPIEZA LA CUARESMA. DEJO UN APERITIVO DEL MENSAJE DE BENEDICTO XVI PARA ESTE AÑO Y UN LINK PARA QUE PODAIS LEERLO ENTERO.



"Este año deseo proponer algunas reflexiones a la luz de un breve texto bíblico tomado de la Carta a los Hebreos: «Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y las buenas obras» (10,24)

El «fijarse» en el hermano comprende además la solicitud por su bien espiritual. Y aquí deseo recordar un aspecto de la vida cristiana que a mi parecer ha caído en el olvido: la corrección fraterna con vistas a la salvación eterna. Hoy somos generalmente muy sensibles al aspecto del cuidado y la caridad en relación al bien físico y material de los demás, pero callamos casi por completo respecto a la responsabilidad espiritual para con los hermanos. No era así en la Iglesia de los primeros tiempos y en las comunidades verdaderamente maduras en la fe, en las que las personas no sólo se interesaban por la salud corporal del hermano, sino también por la de su alma, por su destino último.
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«fijarse en Jesús» (cf. 3,1), el Apóstol y Sumo Sacerdote de nuestra fe. Por tanto, el verbo que abre nuestra exhortación invita a fijar la mirada en el otro, ante todo en Jesús, y a estar atentos los unos a los otros, a no mostrarse extraños, indiferentes a la suerte de los hermanos. Sin embargo, con frecuencia prevalece la actitud contraria: la indiferencia o el desinterés, que nacen del egoísmo, encubierto bajo la apariencia del respeto por la «esfera privada». También hoy resuena con fuerza la voz del Señor que nos llama a cada uno de nosotros a hacernos cargo del otro. Hoy Dios nos sigue pidiendo que seamos «guardianes» de nuestros hermanos (cf. Gn 4,9), que entablemos relaciones caracterizadas por el cuidado reciproco, por la atención al bien del otro y a todo su bien. El gran mandamiento del amor al prójimo exige y urge a tomar conciencia de que tenemos una responsabilidad respecto a quien, como yo, es criatura e hijo de Dios: el hecho de ser hermanos en humanidad y, en muchos casos, también en la fe, debe llevarnos a ver en el otro a un verdadero alter ego, a quien el Señor ama infinitamente. Si cultivamos esta mirada de fraternidad, la solidaridad, la justicia, así como la misericordia y la compasión, brotarán naturalmente de nuestro corazón."


http://www.almudi.org/Noticias/tabid/474/ID/1025/Mensaje-del-Santo-Padre-Benedicto-XVI-para-la-Cuaresma-2012.aspx

DIETAS...

UNA DE MIS GRANDES AMIGAS CONTESTÓ A MI GRITO DE AYER CON ESTE ARTICULO SUPER INTERESANTE. MUCHAS GRACIAS.

¿Ponernos a dieta?
by Paulo Coelho on November 26, 2008


Uno de los grandes filósofos brasileños, el cantante Tim Maia, dijo en cierta ocasión: “Me propuse hacer una dieta rigurosa. No probé el alcohol ni el azúcar, y me abstuve de comidas grasas. En dos semanas, perdí 14 días”.

Vivo hace 28 años con una mujer maravillosa, que de vez en cuando pierde la calma y su buen humor porque, según ella, le sobran unos kilos. ¿No estaremos exagerando un poco? Una cosa es la obesidad, y otra pretender parar el tiempo y la evolución normal del organismo.

Lo peor de todo es que constantemente aparecen nuevas maneras de perder peso: comiendo calorías, evitando las calorías, consumiendo grasas compulsivamente, evitando las grasas a cualquier precio… Entramos en una farmacia, y somos visualmente invadidos por todo tipo de productos milagrosos que prometen acabar con las ganas de comer, con el tejido adiposo, con la barriga, etc.

Sobrevivimos todos estos milenios porque fuimos capaces de comer. Y, hoy en día, esto mismo parece haberse convertido en una maldición. ¿Por qué? ¿Qué es lo que nos hace intentar mantener a los cuarenta el mismo cuerpo que teníamos cuando éramos jóvenes? ¿Es que existe alguna posibilidad de parar esta dimensión del tiempo?

Claro que no. ¿Y por qué tendríamos que ser delgados? No hay ninguna razón para serlo. Compramos libros, vamos al gimnasio, gastamos una cantidad importantísima de nuestra energía intentando parar el tiempo, en lugar de caminar por este mundo celebrando el milagro. Cuando deberíamos estar pensando en cómo vivir mejor, nos obcecamos con el asunto del peso.

Olvídenlo. Ustedes pueden leer cuantos libros quieran, hacer los ejercicios que consideren necesarios, infligirse todos los castigos que deseen, y seguirán teniendo, de todas maneras, dos opciones: dejar de vivir, o engordar.

De acuerdo que hay que comer con moderación, pero, antes que nada, hay que comer con placer. Ya lo dijo Jesucristo: “Lo malo no es lo que entra, sino lo que sale de la boca del hombre”.

Un día, estaba en un restaurante libanés con una amiga irlandesa, y conversábamos sobre ensaladas. Con todo el respeto debido a los vegetarianos y a los fundamentalistas de la alimentación, la ensalada, para mí, sirve esencialmente para decorar el plato. No podemos vivir sin ella, pero tampoco podemos considerarla el centro de nuestras atenciones gastronómicas. Los periódicos publican a diario historias de jóvenes en busca del estrellato en las pasarelas que terminan muriendo como consecuencia de esta obsesión por el peso.

Recuerden que durante milenios luchamos para no pasar hambre. ¿Quién se inventó esta patraña de que todo el mundo tiene que mantenerse delgado durante toda la vida?

Voy a responder: los vampiros del alma, quienes piensan que es posible parar la rueda del tiempo. Pues no, no es posible. Usen la energía y el esfuerzo que emplearían en una dieta para alimentarse del pan espiritual, y continúen disfrutando (con moderación, insisto una vez más) de los placeres de la buena mesa.

El año pasado escribí una serie de columnas sobre los pecados capitales, y la gula era uno de ellos. Pero, ¿qué es exactamente la gula? Una obsesión. Lo mismo que la dieta. En este punto, los dos extremos se encuentran, siendo ambos nocivos para la salud. Mientras millones de personas pasan hambre en todo el mundo, vemos que hay gente incentivando la delgadez porque, en algún momento, alguien decidió que ser delgado era la única manera de conservar la juventud y la belleza.

En lugar de quemar artificialmente estas calorías, debemos intentar transformarlas en energía que se pueda aplicar a la lucha por nuestros sueños. Nadie se mantuvo delgado durante mucho tiempo sólo por causa de una dieta.