Benedicto XVI a los jóvenes: «Tenéis la tarea de mostrar al mundo que la fe trae una felicidad y alegría verdadera, plena y duradera. Y si el modo de vivir de los cristianos parece a veces cansado y aburrido, entonces sed vosotros los primeros en dar testimonio del rostro alegre y feliz de la fe»

martes, octubre 21, 2008

Osoro consagra Asturias a la Santina para reforzar el año santo y el sínodo

La consagración de Asturias a la Santina, que el arzobispo Carlos Osoro anunció hace un mes, durante la festividad de la Virgen de Covadonga, ya tiene fecha: será el sábado 25 de octubre, a las doce del mediodía, en la basílica del real sitio.

La consagración de realidades terrenas a la Virgen se inició a mediados del siglo pasado, como consecuencia de las apariciones de Fátima, de mayo a octubre de 1917, año de la Revolución Rusa (en febrero y en octubre). En dichas apariciones los tres niños videntes recibieron -dentro del segundo secreto- la petición de «consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón (...). Si atienden mis deseos, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras...; varias naciones serán destruidas».

Al cumplirse los 25 años de las apariciones, el Papa Pío XII, durante una alocución radiofónica, consagró oficialmente la Iglesia y el género humano a la Virgen, el 31 de octubre de 1942. El Pontífice renovó solemnemente la consagración el 8 de diciembre del mismo año, en Roma.

A las sucesivas renovaciones de esta consagración se refiere precisamente el arzobispo Osoro en un mensaje que dirigirá a los asturianos. Así, cita la de Pablo VI del 21 de noviembre de 1964, durante el Concilio Vaticano II, y las de Juan Pablo II, el 7 de junio y el 8 de diciembre de 1981, año del atentado que sufrió en la plaza de San Pedro, y la del 13 de mayo de 1982, al año de aquel suceso, y la del 25 de marzo de 1984, en Roma, esta vez en unión espiritual con todos los obispos del mundo. Esta última consagración fue la que complació a la hermana Lucía (1907-2005), la superviviente de los tres pastores de Fátima, que consideró todas las anteriores incompletas o infieles a la petición de la Virgen.

Respecto a la consagración de Asturias, Osoro la concibe como un modo de reforzar el año santo de la Cruz, así como la celebración del sínodo diocesano, cuyos grupos sinodales de reflexión comenzarán en breve sus trabajos. Otra actividad amparada por la consagración será la Misión Joven, que se iniciará en fechas próximas.

En el citado mensaje Osoro se pregunta si la consagración, como propuesta espiritual, es «propia de nuestro tiempo». Y responde que lo es, puesto que se trata de un «encuentro personal íntimo con Dios, que despierta la conciencia bautismal». También cita el Arzobispo al teólogo jesuita Karl Rahner, que definió la consagración como «el intento serio, meditado y concentrado, de realizar el momento, de realizar la eternidad en el tiempo como acto de amor». Agrega Osoro que «nosotros, ante la Cruz de la Victoria, acogeremos a la Virgen como madre, y nos confiaremos a su oración, y nos consagraremos a ella para consagrarnos mejor al Señor».

El arzobispo emérito, Gabino Díaz Merchán, al final del año mariano de 2001, consagró Asturias a Jesucristo por medio de la Virgen. Fue en la cueva de Covadonga, el día 8 de diciembre de 2001. El año anterior, el 2000, había sido para el catolicismo el tiempo del Jubileo, a los 2.000 años del nacimiento de Cristo.

El 2001 fue año mariano en Asturias, pues se conmemoraba el centenario de la basílica de Covadonga. Aquella consagración realizada por Díaz Merchán fue uno de los últimos actos solemnes de su pontificado. Al cabo de 30 días, el 7 de enero de 2002, el Papa designaba arzobispo metropolitano de Oviedo a Carlos Osoro Sierra, que tomó posesión el 23 de febrero.

El acto de consagración de Asturias consistirá, previsiblemente, en una eucaristía que se celebrará en la basílica, puede que precedida del rezo del rosario en la santa cueva. Después de la misa una procesión encabezada por el Arzobispo, que portará la Cruz de la Victoria, se dirigirá a la cueva, donde la consagración se operará cuando Osoro pronuncie la oración consagratoria escrita a tal fin.