Benedicto XVI a los jóvenes: «Tenéis la tarea de mostrar al mundo que la fe trae una felicidad y alegría verdadera, plena y duradera. Y si el modo de vivir de los cristianos parece a veces cansado y aburrido, entonces sed vosotros los primeros en dar testimonio del rostro alegre y feliz de la fe»

martes, enero 29, 2013

NO SON ARRUGAS...ES VIDA

ES GRATIFICANTE MIRAR A LOS OJOS DE UNA PERSONA MAYOR EN EDAD Y DESCUBRIR EN CADA UNO DE LOS SURCOS QUE DIBUJAN SU CARA, MILES DE HUELLAS DE RISAS, SONRISAS, LAGRIMAS, DOLOR, Y ENTONCES SUS ARRUGAS NUMEROSAS SE CONVIERTEN EN UNA ENCICLOPEDIA DE VIDA QUE NOS ENSEÑA. Y EN SU ROSTRO LO QUE VES ES "FELICIDAD".

CADENA DE FAVORES

En la película "Cadena de Favores" vemos esta idea: un niño inicia un movimiento que sugiere que alguien haga un favor grande a tres personas; cada una de esas tres personas ayudará a otras tres, y así sucesivamente, hasta llegar a un nivel donde el incremento geométrico de favores y buenas intenciones logren mejorar el lamentable estado en el que está el mundo. El niño entonces procede a ayudar a quienes más cerca están de el, sin darse cuenta de la extensión de las consecuencias que sus actos conllevan. Efectivamente, uno se puede dejar contagiar de la agresividad que nos rodea, o puede sembrar amabilidad. Uno puede ir a la suya, y construir su destino, o bien hacer el bien, y ayudar a todo el que te necesite. La vida es algo misterioso, y la historia sería una cursilada si no fuera porque experimentamos que en nuestras vidas muchas veces es realmente así... en la medida que hagamos a los demás, ellos harán con nosotros; la vida es un espejo... ciertas "casualidades" nos hacen ver que todo lo que uno da, ¡vuelve a uno! Es como si hubiera un espejo que funciona con lo que expresamos; si damos odio nos vuelve odio, si lo que damos a los demás es amor, también lo recibimos. ¿Siempre? Porque a veces parece que no recibimos lo que damos: en realidad lo recibimos siempre, pero de otro modo, pues el fruto más importante de nuestras acciones ya ha crecido en nuestro interior, aunque fuera no germine aparentemente; aunque no siempre se ven los resultados, aún así vale la pena.
La gran estafa de la vida, el engaño, es cuestión de verbos, decía S. Tamaro: "Desde el nacimiento nos enseñan que la vida está hecha para construir y en cambio no es cierto. No es cierto porque aquello que se construye tarde o temprano se derrumba, ningún material es tan fuerte como para durar eternamente. La vida no está hecha para construir, sino para sembrar. En el largo trayecto, desde la hendidura del comienza hasta la del final, pasamos y esparcimos la simiente. Acaso jamás la veamos nacer, porque, cuando brote, nosotros ya no estaremos. No tiene ninguna importancia. Importante es dejar tras de sí algo en condiciones de germinar y crecer". La regla de oro siempre es la del Evangelio: hacer a los demás lo que queremos que hagan con nosotros, sabiendo que hay más alegría en dar que en recibir.
Autor: Padre Llucià Pou Sabaté | Fuente: www.autorescatolicos.org

miércoles, enero 23, 2013

La elegancia, fuerza contenida

Azorín definía la elegancia como fuerza contenida. Una persona elegante sería aquella que no manifiesta de forma espontánea toda su fuerza, toda su energía, toda su potestad, sino que las contiene y las expresa de forma delicada. Por eso, decía ahora Rubén Darío, que la elegancia suprema consiste en no hacerse notar. Por desgracia, nuestros hijos no encuentran a su alrededor muchos modelos de elegancia, porque lo que se lleva en los escaparates que ellos contemplan (la calle, la tele o Internet) es el sé tú mismo, la espontaneidad, el dejarse llevar; lo que se traduce, por lo general, en zafiedad o cursilería. La primera es un defecto de forma y la segunda, un exceso; pero ambas, lejos de contener, precipitan hacia fuera una intimidad que, por el hecho de no encauzarse, se pierde.
Nuestros hijos, sobre todo los adolescentes, necesitan aprender a contener toda esa energía vital que tienen en su interior y dejarla salir con delicadeza. Como están comenzando a vivir, no han tomado la medida a sus posibilidades y no saben cómo exteriorizar su intimidad. También están aprendiendo a elegir (la palabra elegancia está emparentada con el verbo latino eligo, elegir) y les cuesta elegir bien. Lo elegante es para ellos algo postizo que desvirtúa la naturalidad, cuando es justamente lo contrario. Los padres podemos hacer mucho para que nuestros hijos sean elegantes: en ello nos va más de lo que pensamos, porque, aunque lo parezca, no estamos jugando en el campo de la estética, sino en el de la formación del carácter. La persona con carácter, la que ha aprendido a encauzar su temperamento, a no dejarse llevar sino a saber elegir, se manifiesta a los demás con esa cualidad invisible que llamamos elegancia. Tendríamos que comenzar por dar ejemplo, es decir, por vivir nosotros mismos con elegancia, no admitiendo zafiedades, espontaneidad mal entendida, falta de delicadeza, salidas de tono, sin caer en la rigidez ni en la afectación, porque una persona elegante se caracteriza por ser natural, delicada, discreta, flexible y sencilla. No nos cansemos de corregir: gestos, posturas, formas de hablar y de vestir… Es importante que les hagamos ver la impresión que pueden causar en los demás. Los adolescentes se miran mucho al espejo pero no ven lo que los otros ven: hemos de ponerles otro espejo para que vean el reflejo de su reflejo. Un tipo de ropa puede significar para ellos comodidad, pero puede ser interpretado de muchas otras maneras por las personas que están a su alrededor. De todas formas, no esperemos que, de buenas a primeras, vaya todo sobre ruedas, porque hay mucha vitalidad, mucha fuerza que contener. http://blogs.aceprensa.com/familiaactual/author/blogfamiliaactual/

lunes, enero 21, 2013

CADA ENCUENTRO ES UN REGALO

21 enero 2013. Susanna Tamaro mujerhoy.com
Los encuentros, mientras estamos de continuo distraídos, corren el riesgo de perder la magia de lo que es único, haciéndonos sentir aún más solos Poder hablar con un amigo que anda lejos gracias al correo electrónico o a ‘Skype’ es un hermoso regalo que nos ofrece la tecnología, no como esa esclavitud de los móviles que trinan en cualquier momento del día Hace algún tiempo vino a verme una persona que llevaba una vida agitada. Poco antes de irse, inmersa en su vorágine de compromisos ineludibles, me dijo con un asombro no disimulado: «Es que usted vive aquí al margen del tiempo, como en el siglo XIX. Toma el té, conversa, se da un paseo. ¡Es increíble que sea capaz de vivir aún como en una novela rusa!». En los siguientes días tuve la oportunidad de reflexionar sobre su observación. En un mundo en el que “el tiempo de las obligaciones” devora como un dios malvado el tiempo de los hombres, nos parecen extravagantes las situaciones en que esto no ocurre. Residir en el campo en lugar de en la ciudad, como hago yo, favorece en gran medida esta posibilidad (otros ritmos, otras relaciones, otros espacios), pero en el origen hay siempre una elección: la que antepone, por encima de cualquier otra cosa, lo humano. Esa veta humana que nos lleva a relacionarnos con los demás, que se pone de manifiesto en el encuentro verdadero con el otro, en saberlo mirar y escuchar, sin distracción alguna. Cada encuentro es un regalo y un tesoro, pero es necesario ser conscientes de ello para comprenderlo. En los encuentros se esconde una gran magia secreta que nos impulsa a vivir el día a día con pasión. De hecho, cada mañana podemos abrir del todo esta enorme ventana que es nuestra vida y preguntarnos: «¿Con quién me encontraré hoy?». Por desgracia, la sociedad contemporánea parece más bien inmune a esta magia. La mayor parte de las relaciones discurren ya por vía electrónica y, en este discurrir, muy a menudo se desvisten de los ropajes de su misma humanidad. Poder hablar con un amigo que anda lejos gracias al correo electrónico o a Skype es un hermoso regalo que nos ofrece la tecnología, no como esa esclavitud de los móviles que trinan en cualquier momento del día. Hoy es imposible, de hecho, cambiar unas palabras con otro ser humano montados en un autobús, en un bar o en un tren, porque, a pesar de estar físicamente cerca, en realidad estamos lejos: el que manda mensajes compulsivamente, el que anda absorto en un videojuego, aquel otro trastornado por la música a toda máquina que le penetra por los auriculares... Tantas tremendas soledades que se rozan sin verse, una junto a la otra. No se trata de moralismo, sino de saber leer la realidad que nos rodea. Una realidad que nos dice que, para la mayoría de nosotros, la vida se ha transformado en un lugar ajeno: nuestro cuerpo está en un sitio mientras que la mente (y, por tanto, las emociones, los pensamientos, los sentimientos) se encuentran en otro. De esta forma, el reto consiste en volver a estar totalmente presentes en el mismo momento y lugar. Presentes con el cuerpo, con la mente y con el corazón, para volver único y real cada uno de nuestros encuentros. P. D.: Esta vida eternamente conectada esconde una trampa: la que nos hace vivir siempre en otro lugar. Nuestro cuerpo está en un sitio y la atención en otro. Y los encuentros, mientras estamos de continuo distraídos, corren el riesgo de perder la magia de lo que es único, haciéndonos sentir aún más solos. Susanna Tamaro

jueves, enero 17, 2013

20 ‘tuits’ del Papa


17 enero 2013. Benedicto XVI

El Santo Padre inauguró su cuenta en Twitter -@Pontifex_es hace poco más de un mes. Desde entonces, ha lanzado, entre otros muchos, 20 breves mensajes que han impactado en muchos corazones de todo el mundo

Twitter -@Pontifex_es es una oportunidad para quienes toman en serio la fe y respetan la persona del Papa, buscando que salgan a flote genuinos reflejos de paz y alegría
1. Si amamos a nuestro prójimo, descubriremos el rostro de Cristo en el pobre, en el débil, en el enfermo y en el que sufre.

2. ¿Qué es lo que ocurre en el Bautismo? Nos unimos a Jesús para siempre, y renacemos a una vida nueva.

3. Que todo cristiano, en este Año de la fe, descubra la belleza de haber renacido al amor de Dios y de vivir como verdadero hijo suyo.

4. Siguiendo el ejemplo de Cristo, aprendamos a darnos totalmente a nosotros mismos. Quien no es capaz de darse a sí mismo da muy poco.

5. Defendamos el derecho a la objeción de conciencia de los individuos y las instituciones, promoviendo la libertad y el respeto de todos.

6. Los nigerianos ocupan un lugar especial en mi corazón; muchos de ellos han sido víctimas de una violencia absurda en los últimos meses.

7. Os pido que os unáis a mi oración por Siria, para que el diálogo constructivo sustituya a la terrible violencia.

8. Los sabios siguieron la estrella y encontraron a Jesús, la gran luz que ilumina a toda la humanidad.

9. Cuando nos abandonamos totalmente en el Señor, todo cambia. Somos hijos de un Padre que nos ama y nunca nos abandona.

10. Que el Señor os bendiga y os proteja en el nuevo año.

11. Poner juntos el Nacimiento en mi casa, que tanto nos gustaba. Cada año añadíamos figuras nuevas y usábamos musgo para decorarlo. (Respuesta a: ¿Qué tradición familiar navideña de tu niñez recuerdas todavía?).

12. Al finalizar este año, pidamos por la Iglesia, para que, no obstante sus limitaciones, se afiance cada vez más como morada de Dios.

13. Nosotros no poseemos la verdad, es la Verdad quien nos posee a nosotros. Cristo, que es la Verdad, nos toma de la mano.

14. Cuando niegas a Dios, niegas la dignidad humana. Quien defiende a Dios, está defendiendo al hombre.
15. María recibe con gozo el anuncio de que será madre de Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre. La auténtica alegría nace de la unión con Dios.
16. En nuestro camino de fe hay momentos de luz y de oscuridad. Si quieres caminar siempre en la luz, déjate guiar por la Palabra de Dios.
17. Ofrece al Señor todo lo que haces, pide su ayuda en todas las circunstancias de la vida diaria, y recuerda que él está siempre a tu lado. (Respuesta a: ¿Qué nos aconseja para rezar más en medio de nuestras obligaciones profesionales, familiares y sociales?)
18. Con la certeza de que, quien cree, nunca está solo. Dios es la roca segura sobre la que construir la vida, y su amor es siempre fiel. (Respuesta a: ¿Cómo vivir la fe en Jesucristo en un mundo sin esperanza?)
19. Dialoga con Jesús en la oración, escucha a Jesús que te habla en el Evangelio, encuentra a Jesús, presente en el necesitado. (Respuesta a: ¿Cómo podemos vivir mejor el Año de la Fe en nuestro día a día?)

20. Queridos amigos, me uno a vosotros con alegría por medio de ‘Twitter’. Gracias por vuestra respuesta generosa. Os bendigo a todos de corazón.

lunes, enero 14, 2013

MENDIGOS DIGITALES




Cuánta necesidad de atención en un «me gusta» de Facebook

Autor: Jorge Enrique Mújica, LC
Fuente: www.religionenlibertad.com


Por la mañana del 4 de octubre de 2012 Facebook superó los mil millones de usuarios registrados que utilizan activamente esa red social al menos una vez al mes.

En un lapso menor a diez años Facebook se ha convertido en un ambiente de socialización que ha derivado en el nacimiento de una nueva «clase social»: la de los mendigos digitales.

Es sabido que la dinámica del compartir es el punto de partida y éxito no sólo de Facebook sino, en general, de todas las redes sociales. El contenido que las personas cargan en los espacios digitales suele ser una ocasión para mostrar a los otros la propia vida y, en torno a eso, despertar una conversación que posibilite conocer impresiones sobre lo compartido. En ese sentido, compartir implica sopesar la relevancia de lo mostrado que, en definitiva, supone calibrar también una forma de aprecio hacia la persona que comparte.

En las relaciones sociales que internet facilita, un "me gusta" equivale a una muestra de aprecio e interés y, en consecuencia, eso se convierte en un objetivo indirectamente buscado al momento de compartir fotografías, pensamientos, videos, etc. En no pocas ocasiones, el deseo de ser tomado en cuenta termina por convertir a la persona en un limosnero de "me gusta"; los "me gusta" acaban convirtiéndose en un alimento de la propia vanidad y, en realidad, importa poco quién los haga mientras sean muchos. De esta manera, la vanidad degenera en gula: los "me gusta" serán siempre pocos y el hambre de ellos será siempre mayor e insaciable.

Como se puede advertir, ya no es la relación interpersonal la que importa ni la que está al centro, sino la «necesidad» de ser tomado en cuenta y a toda costa. ¿Qué es eso sino la búsqueda de popularidad a cualquier precio? Evidentemente, en no pocos casos, el anhelo de relevancia supondrá no sólo ingentes inversiones de tiempo para conocer al segundo quién o cuántos dieron el último "me gusta" sino también el exponerse más y más en el afán de conseguir más reacciones que alimenten el propio ego.

El ser humano está hecho para la relación. En antropología filosófica se habla de «alteridad», de ese deseo del hombre de salir al encuentro del otro, del ser acogido y acoger. En el fondo, tal vez las personas que han pasado a engrosar esa nueva y creciente «clase social digital» están manifestando una inquietud interior más grande que, en realidad, compartimos todos los seres humanos: el deseo de aprecio y el hambre de trascendencia.

En la visión cristiana del mundo hay un plus que ayuda a encauzar esos grandes y profundos anhelos: quien medita en la propia existencia, en su condición de creatura, puede reconocer que la propia vida supone un "me gusta" por parte de Dios. ¡Somos amados y en consecuencia la vida tiene un horizonte! El amor que no acaba ha hecho una opción por nosotros y la vida es una muestra de ello. Es ese mismo Dios-Amor el que mantendrá indefectiblemente esa opción por nosotros y la traducirá en la vida diaria en un amor continuado, en un interés por sus criaturas.

Los usuarios de Facebook tienen la vocación de desarrollar un estamento social emergente: el de los «multimillonarios de sentido» que saben que su vida tiene un porqué, independientemente de la cantidad de "me gusta"... Su riqueza es precisamente saber que son importantes para Dios y que así su vida se convierte en misión: en la misión de compartir ese amor a más personas. Sí, los «multimillonarios de sentido» están llamados a redistribuir esa riqueza.