Benedicto XVI a los jóvenes: «Tenéis la tarea de mostrar al mundo que la fe trae una felicidad y alegría verdadera, plena y duradera. Y si el modo de vivir de los cristianos parece a veces cansado y aburrido, entonces sed vosotros los primeros en dar testimonio del rostro alegre y feliz de la fe»

lunes, julio 07, 2008

BROCHAS SOLIDARIAS




Hoy publica el diario EL COMERCIO esta noticia que merece la pena leer y felicitar por esta iniciativa que es ya el segundo año que tiene lugar en un pueblo de Asturias, por parte de jóvenes estudiantes con inquietudes solidarias. ¡Felicidades desde este blog!.

Un grupo de voluntarios de una escuela de negocios se pasa una semana en la localidad pongueta de Taranes remodelando la iglesia

Es ya el segundo año que el pueblo de Taranes recibe una visita muy especial. Se trata de un grupo de voluntarios de la Escuela Europea de Oviedo, que dentro de su labor educativa -en el campo de la publicidad, el marketing y las relaciones públicas- ha decidido ofrecer a sus alumnos otro tipo de enseñanzas. Para la directora de la escuela, Charo Gómez Haces, la educación no se limita a aprender a hacer negocios. En su opinión, la ética empresarial y todo lo relacionado con la responsabilidad social empresarial es una parte tan importante como la de los números y la imagen. Por eso, la acción social y el voluntariado sirven, dice, «para que los alumnos de nuestra escuela vean la realidad social y valoren el trabajo en equipo».
Y así, mochila al hombro, un grupo de nueve personas entre alumnas y profesoras -este año han sido todo chicas- se pasaron seis días en la pequeña localidad pongueta. «Son unas jornadas de convivencia, pero aprovechamos para colaborar con la recuperación de patrimonio cultural, en este caso religioso». La razón de haber elegido este lugar y no otro es en parte culpa del párroco de Ponga y Amieva, Rubén Pulido. En su haber como dinamizador social y religioso de la zona se encuentra la iniciativa de premiar a los pequeños por asistir a misa, organizar una jornada para los mayores en la que recibieron la bendición del obispo por llevar más de 50 años casados, y la de organizar con la ayuda de voluntarios la Semana Santa en los pequeños pueblos de su extensa y recóndita parroquia.
Seis días
Allí, a lo largo de seis días de trabajo, el grupo se dedicó a pintar el interior de la iglesia. El año pasado se ocuparon de darle un aspecto más digno a las partes de madera del interior del templo. «Es una gran experiencia, recuperamos la iglesia y, además, nos lo pasamos muy bien. Además de trabajar también vamos a visitar el resto de iglesias de la zona», explica Paula Aguirre, de la localidad praviana de Peñaullán. Con 19 años es la más joven del grupo. Los responsables de estas jornadas ya han puesto sus ojos, al igual que el párroco, en otras iglesias que necesitan mejoras, como la de la aldea de San Ignacio de Los Beyos o la de Casielles. «Además de servirte para el día a día, estas jornadas son como unas vacaciones, desconectas de los estudios y te descansa la mente», explica.
Sin embargo no todo fue un camino de rosas. El tiempo en las montañas en cambiante y, a lo largo de la semanita que se pasaron en Ponga hubo un par de días en los que «la lluvia intensa y el frío se llevan con resignación en lo alto de un monte», explicaba la directora de la escuela. Los siempre reconfortantes cafés y bizcochos de los vecinos, que colaboraron activamente tanto con trabajo como animando a las voluntarias, sirvió para hacerlo un poco más llevadero. «Lolo y Luis colaboraron con el grupo como uno más», reconocían las chicas.
Para vivir, un vecino de Sames, en el vecino concejo de Amieva, les cedió la casa de los Priede, un caserón que les permitió vivir a todos juntos a lo largo de estos días. Allí, explican, «nos repartíamos las tareas. Unos eran el equipo de 'hacer' (la comida, las camas ) y otro el de 'deshacer' (recoger, limpiar ». Y para comer, «nos arreglábamos con lo que había en la despensa, producto de la compra del primer día». Ayer volvieron a casa con la sensación del deber cumplido.