Benedicto XVI a los jóvenes: «Tenéis la tarea de mostrar al mundo que la fe trae una felicidad y alegría verdadera, plena y duradera. Y si el modo de vivir de los cristianos parece a veces cansado y aburrido, entonces sed vosotros los primeros en dar testimonio del rostro alegre y feliz de la fe»

lunes, noviembre 26, 2012

¿Qué pasa con los belenes?

¿Qué es lo que ha escrito el Papa sobre la mula y el buey? ¿Se los ha cargado? ¿Ha mandado que no se pongan en los belenes?

En primer lugar hay que ser honestos y ver qué es lo que ha escrito el Santo Padre, en concreto sobre el pesebre y la presencia de animales en él. Estos serían los párrafos en cuestión:

Escribe el papa Benedicto que “San Agustín ha interpretado el significado del pesebre con un razonamiento que en un primer momento parece casi impertinente, pero que, examinado con más atención, contiene en cambio una profunda verdad. El pesebre es donde los animales encuentran su alimento. Sin embargo, ahora yace en el pesebre quien se ha indicado a sí mismo como el verdadero pan bajado del cielo, como el verdadero alimento que el hombre necesita para ser persona humana. Es el alimento que da al hombre la vida verdadera, la vida eterna. El pesebre se convierte de este modo en una referencia a la mesa de Dios, a la que el hombre está invitado para recibir el pan de Dios. En la pobreza del nacimiento de Jesús se perfila la gran realidad en la que se cumple de manera misteriosa la redención de los hombres”.

Continúa el Papa: “Como se ha dicho, el pesebre hace pensar en los animales, pues es allí donde comen. En el Evangelio no se habla en este caso de animales. Pero la meditación guiada por la fe, leyendo el Antiguo y el Nuevo Testamento relacionados entre sí, ha colmado muy pronto esta laguna, remitiéndose a Isaías 1,3: «El buey conoce a su amo, y el asno el pesebre de su dueño; Israel no me conoce, mi pueblo no comprende.»

Peter Stuhlmacher hace notar que probablemente también tuvo un cierto influjo la versión griega de Habacuc 3,2: «En medio de dos seres vivientes… serás conocido; cuando haya llegado el tiempo aparecerás». Con los dos seres vivientes se da a entender claramente a los dos querubines sobre la cubierta del Arca de la Alianza que, según el Éxodo (25,18-20), indican y esconden a la vez la misteriosa presencia de Dios. Así, el pesebre sería de algún modo el Arca de la Alianza, en la que Dios, misteriosamente custodiado, está entre los hombres, y ante la cual ha llegado la hora del conocimiento de Dios para «el buey y el asno», para la humanidad compuesta por judíos y gentiles.

En la singular conexión entre Isaías 1,3, Habacuc 3,2, Éxodo 25,18-20 y el pesebre, aparecen por tanto los dos animales como una representación de la humanidad, de por sí desprovista de entendimiento, pero que ante el Niño, ante la humilde aparición de Dios en el establo, llega al conocimiento y, en la pobreza de este nacimiento, recibe la epifanía, que ahora enseña a todos a ver. La iconografía cristiana ha captado ya muy pronto este motivo. Ninguna representación del nacimiento renunciará al buey y al asno” (páginas 76-77-78).

Ahora podemos describir lo que de verdad ha escrito el papa Benedicto XVI:

1. En primer lugar, como el Evangelio, quiere que dirijamos la mirada a lo fundamental, y lo fundamental es que el Hijo de Dios se hizo hombre naciendo en Belén de Santa María la Virgen por obra del Espíritu Santo.

1. Jesús nace de una mujer, es verdadero hombre. Pero nace de María por obra del Espíritu Santo, sin intervención de varón, es verdadero Dios. Y esa intervención directa de Dios es signo del amor de Dios que acude en ayuda de la humanidad que no puede darse a sí misma un Salvador. Un ser humano nacido de un hombre y de una mujer nunca podrá ser la persona perfecta que nos salve. Dios, dice el teólogo K. Rahner, “se nos entrega a sí mismo de manera inefablemente libre. Esta realidad en María no tenía que vivirse sólo en las disposiciones de su corazón, sino que debía expresarse en todo su ser, incluso en su corporeidad; tenía que manifestarse y representarse en su existencia corporal. Por ese motivo, María es Virgen en el espíritu y en el cuerpo, única en todo el plan de Dios”

1. Estos dos puntos hacen que en el centro de nuestro belenes esté Jesús, acompañado de María, su madre, y de José, esposo de María. José, acogiendo a María y a Jesús, haciendo las veces de padre, y junto con Jesús y María, nos hablan de la importancia de la familia. Y además de esta manera José, que es descendiente de David, colabora para que se cumplan las Escrituras que anunciaban que el Mesías pertenecerá a la descendencia de David. Nosotros, como san José, podemos colaborar para que Jesús sea acogido en medio del mundo con credibilidad, será así si vivimos con autenticidad nuestra fe. A ello nos quiere ayudar la celebración de este “Año de la fe” y el mismo libro del Papa sobre “La infancia de Jesús”.

1. ¿Qué pasa con el pesebre? El pesebre, tal y como el mismo Papa lo recuerda, es el lugar donde se coloca el alimento. Jesús es colocado en el pesebre. De este detalle, el Papa como buen pedagogo y siguiendo a su gran amigo san Agustín, nos dice que ya desde la Navidad estamos invitados a acoger a Jesús como “el alimento que da al hombre la vida verdadera, la vida eterna”. Así cuando contemplamos un belén podemos fortalecer nuestra fe en Jesús que es, como Él dijo de sí mismo, “el Pan de Vida”. Cada belén nos ha de ayudar a valorar el gran don de la Eucaristía, y de cada Misa.

1. Y, ¿qué pasa con los animales? El Santo Padre comienza recordando algo que es verdad: en los evangelios no se menciona la presencia de animales. Pero, continúa recordando que como el pesebre es el lugar dónde se alimentan los animales, la comunidad cristiana muy pronto entendió que no es extraña la presencia de animales en torno al recién nacido. Pero no llenó de cualquier manera esa laguna de los evangelios, los cuales van a lo esencial. Nuestros primeros hermanos acudieron a varios textos del Antiguo Testamento.

1. ¿Qué textos del Antiguo Testamento sirvieron como fuente de inspiración para que en la iconografía (es decir en las pinturas y grabados, en las esculturas y en los retablos) aparezcan el asno y el buey, o la mula y el buey? El Papa recuerda tres textos:

- Isaías 1,3: «El buey conoce a su amo, y el asno el pesebre de su dueño; Israel no me conoce, mi pueblo no comprende.». Este texto quiere indicar que esos animales saben quiénes son sus señores y quiénes les dan de comer, pero Israel, que representa la humanidad, no reconoce a quién es su Señor y quién le da la vida.

- Habacuc 3,2: «En medio de dos seres vivientes… serás conocido; cuando haya llegado el tiempo aparecerás». Este texto, en unión con otro de Éxodo 25,18-20, que habla del arca de la Alianza, nos recuerda a los dos seres angélicos, dos querubines, que están en la tapa del Arca de la Alianza, y que al mismo tiempo que custodian algo valioso, señalan ese importante signo de la presencia de Dios en medio de su pueblo.

De la conjunción de estos textos resultó que se colocaran junto al Niño un buey y un asno (o mula). ¿Qué representan? En el fondo, ¿qué misión tienen?

- Por una parte, desde los textos de Habacuc y Éxodo, ellos, como los querubines, brindan su protección, guardan y abrigan, al signo más grande de la presencia de Dios en medio del mundo: Jesús, el Hijo de Dios hecho Niño. Y al mismo tiempo que lo custodian, señalan su presencia. Por eso la mula (o el asno) y el buey en nuestros belenes nos ayudan a centrar la atención en lo importante: Jesús.

- Por otro lado, por lo que sugiere el texto de Isaías, ellos ahora sí que conocen y reconocen a su Señor, y a Quién les cuida. Ellos, en el belén, representan a la humanidad, nos representan a nosotros que ahora, en Jesús, que es la revelación plena de Dios, tenemos la oportunidad de saber quien nuestro Señor, el Señor que nos sirve y nos alimenta, dándose Él mismo como alimento.

Dicho todo esto, unas sencillas conclusiones:

- Tengamos cuidado, no insultemos a nadie, y menos llamándole burro o asno. La figura del asno, junto con la del buey, nos evoca cosas muy bellas e importantes.

- Benedicto XVI siempre quiere que vayamos a lo esencial, al centro de nuestra fe: Jesucristo. Y con Él al encuentro de cada persona, sobre todo de quienes sufren.

- No sucumbamos ante quienes sin leer el texto, o desde una lectura superficial de las palabras del Papa, o con una mala intención nos quieren contagiar desafección e incluso burla ante el sucesor de Pedro. La víctima no será Benedicto XVI, a quien muchos no le perdonan que sea él quien sea el Papa, las víctimas seremos nosotros, en la medida en que quieren debilitar los soportes de nuestra fe y la misma fe, haciéndonos pensar que creemos en cosas trasnochadas o ridículas. Se lamentan de que el Papa quiera quitar el asno y el buey, cosa que no es verdad, y ridiculizan la maternidad virginal de María, acontecimiento que es cierto.

- El Papa dice: “Ninguna representación del nacimiento renunciará al buey y al asno”. Pues sigamos con esa hermosa costumbre, además tengamos en cuenta que el Papa no ha pretendido, ni por asomo, que quitemos estas dos simpáticas figuras del belén, al contrario, como he señalado antes, nos ha ofrecido unas claves muy hermosas y sugerentes para que las valoremos y sepamos qué significan. Ojalá que así se lo trasmitamos a nuestros niños y jóvenes, a los cuales también ha llegado una imagen distorsionada del Papa y de sus palabras.

- Así pues no sólo no se le puede recriminar nada al Santo Padre, sino que es preciso una vez más agradecerle su servicio, realizado como buen pastor, experto teólogo, y sencillo y eficaz catequista.

- Ante todo demos gracias a Dios porque ha querido ser el Dios con nosotros. Que la intercesión de santa María y san José, junto a las simbólicas imágenes de los animales que abrigan al recién nacido, nos ayuden a acoger a Jesús, y a creer en Él, como nuestro Dios y Salvador, Amigo y Hermano, Origen y Meta de nuestras vidas y de la humanidad entera.

Francisco Javier Sagasti Boquet

Sacerdote de la Diócesis de Pamplona

Publicado en el seminario La Verdad de la archidiócesis de Pamplona y Tudela



miércoles, noviembre 07, 2012

BELEN...Y MILES DE JOVENES MAS


ME EMOCIONA ESTA CARTA DE LAS AMIGAS DE BELEN, UNA DE LAS NIÑAS FALLECIDAS EN LA MACRO FIESTA.
ESTOS DIAS PIENSO EN BELEN Y EN LAS CUATRO JOVENES RESTANTES ASÍ COMO LOS MILES DE JOVENES QUE AL CABO DEL AÑO SE VAN POR DISTINTOS MOTIVOS. COMO CREYENTE A PARTE DE REZAR POR EL VACIO QUE SUPONE PARA SUS FAMILIAS,  ME AYUDA PENSAR QUE DESPUES DEL DOLOR DE ESOS MOMENTOS CADA FAMILIA Y AMIGOS SE ENRIQUECEN CON SU RECUERDO. TENGO RECIENTE EL FALLECIMIENTO DE MI AMIGA LIDIA JOVEN, ALEGRE, ENTUSIASTA, TRABAJADORA Y CADA DIA LEO EN FACEBOOK MILES DE TESTIMONIOS DE SUS AMIGAS Y FAMILIA A LOS QUE HA UNIDO.


TENEMOS UN ANGEL EN EL CIELO (ELMUNDO.es)

Belén Langdon.

Gracias, lo primero daros gracias a todos por todas las oraciones, los rezos, los sacrificios y los ofrecimientos que en estos tres días habéis ofrecido por Belén. Antes que nada pediros que no paréis de hacerlo. Tenemos un ángel en el cielo, una amiga, que solo va a interceder por nosotras, la tenemos plenamente presente. Es una suerte de la que no mucha gente puede disfrutar, y nosotros que tenemos esta oportunidad, no podemos dejarla pasar.

Belén era una persona que verdaderamente no se puede describir en una carta, no cabe todo lo que se puede decir de ella. Es una niña que no solo ha sido un ejemplo en estos 3 últimos días de su vida, sino durante los 17 años que hemos podido disfrutar de ella.

Desde pequeña ha constituido la unidad de grupo, apoyando a cada una de nosotras. Jamás dijo nada malo de nadie, es más, siempre sacaba lo mejor de lo peor.

No era una más del grupo, era el pilar sobre el que se levantaba nuestra amistad. Y no solo ayudaba a disuadir peleas, sino que día a día nos acercaba a cada una de nosotras a Dios.

Siendo sinceras, cada jueves, día de nuestra misa de curso, al ver a Belén saliendo de clase, huíamos despavoridas al cuarto de baño para no ser arrastradas al oratorio. Era una persona bastante difícil de disuadir. Aunque lo verdaderamente característico en ella era su risa y sus tacos, aunque suene mal decirlo. Su risa cada mañana, por muy mala que hubiera sido la noche, alegraba el día a cualquiera. Una niña transparente, no había manera de no saber lo que pensaba, su cara lo decía todo...

No sabemos cómo lo hacia pero con cada anécdota que nos contaba conseguía inventarse una nueva expresión... hasta ella misma se reía de su propios defectos. Todavía la recordamos hace unas semanas, contándonos en corrillo su experiencia de que la confundieron con un hobbit por su baja estatura, siempre con el propósito de hacernos reír a los demás. Pero esta forma de afrontar la vida se la tenemos que agradecer especialmente a nuestra segunda familia, el colegio.

Siempre hemos puesto pegas, pero en el momento en el que lo hemos necesitado, han estado ahí, cada profesora, cada alumna, todas. Dándonos un abrazo, acompañándonos en los Rosarios, en los lloros... Nos han arropado en todo momento, como la gran familia que constituye Aldeafuente.

En cuanto a la familia de Belén, mostrarles todo nuestro apoyo y darles las gracias por la fuerza y serenidad que nos han transmitido. No solo no se han venido abajo, sino que han sabido entregarse a la voluntad de Dios y siempre con esa sonrisa tan característica de los Langdon. Gracias por habernos dado la oportunidad de despedirnos de ella, aunque no es un adiós, sino un hasta luego, ya que está y estará presente en nosotras cada día.

Intentando buscar un porqué, un sentido, nos hemos dado cuenta de que Belén ha sido un regalo de Dios. En ese día 3 de noviembre, en momentos decisivos, Dios decidió que ese regalo tan pequeño que nos dejó, que a la vez es tan grande, había cumplido su misión, había sabido llevar una vida plena bajo cualquier circunstancia. Esto lo demostró hasta el final, esperando hasta el sábado, día en que la Virgen se la llevo de la mano directa al cielo, ya que no tenemos duda alguna de que esta allí en estos momentos.

Esto ha marcado un antes y un después en nuestras vidas, ha supuesto el cambio que necesitábamos. Queremos que te sientas orgullosa de nosotras, vamos a hacer algo con nuestras vidas que cambie el mundo.

El día 3 de noviembre un ángel subió al cielo, ese ángel era nuestra amiga Belén. Ese día Belén volvió a nacer, y fue el comienzo de su nueva vida. Te vamos a echar de menos, te quieren, tus amigas.

lunes, noviembre 05, 2012

Belén va adelante con alas de águila


Último adiós a la joven Belén Langdon en la catedral de Alcalá de Henares


MADRID, lunes 5 noviembre 2012 (ZENIT.org).- El féretro de Belén Langdon, la menor fallecida el sábado tras resultar aplastada por una masa humana en la fiesta de Halloween del Madrid Arena, llegó a la catedral de Alcalá de Henares, Madrid, España, sobre las once de la mañana de hoy. Del colegio de la joven llegaron cinco autocares. El cuerpo de la adolescente de 17 años, fue velado en el tanatorio de San Isidro, y el funeral lo celebró el obispo de Alcalá Juan Antonio Reig Plà. Tras la misa, fue enterrada. La familia Langdon Del Real vivió con serenidad el último adiós a Belén.

Hace poco tiempo, la familia vivía un acontecimiento bien diferente en este mismo escenario. En la misa, presidida por el obispo de la diócesis, el hermano de Belén, Borja, de 24 años, era ordenado sacerdote. "A los cuatro ya lo tenía claro", comentaba entonces en su homilía monseñor Reig Plá. Otro hermano está en el seminario.

Hoy a las 11 de la mañana el mismo obispo presidió la misa funeral por la joven. La familia Langdon Del Real ocupaba el mismo banco y su hermano sacerdote, junto al obispo, celebraba aquél día gozoso la eucaristía. Hoy, el féretro con los restos mortales de Belén se situó en la nave central cerca de sus padres y hermanos.

"Junto al cuerpo de Belén ahora sin vida encendemos esta llama". Con estas palabras del obispo rompió el silencio en una celebración marcada por el dolor, la esperanza, y una gran serenidad.

"Sin comprender tus designios aceptamos tu voluntad y te pedimos que acojas a nuestra hermana en tu reino y que a sus familiares les consueles", afirmó el obispo de la diócesis complutense.

En la homilía, recordó los últimos días de Belén en el Hospital Universitario 12 de octubre, en los que él mismo estuvo junto a la familia. "Cuando sucedió este acontecimiento yo no estaba. Pude hablar con su hermano Carlos que me dijo: No se preocupe señor obispo, estamos en paz. Luego pude estar con ellos en la UVI. Hubieseis visto el Cielo si hubierais estado allí", subrayó.

Las compañeras y profesoras del colegio Aldeafuente les acompañaban en los primeros puestos de la catedral. También hubo palabras para ellas. "No os preocupéis, Belén va adelante con alas de águila".

La celebración concluyó con unas palabras de agradecimiento de Borja "a los que estáis hoy aquí y a los que no". En especial dio las gracias al personal del hospital 12 de octubre, a los clubes juveniles de la prelatura del Opus Dei, al colegio Aldeafuente y a sus compañeros del seminario.

Tras el funeral, tuvo lugar el entierro en el cementerio de Carabanchel, Madrid, donde familiares y amigos dieron el último adiós a la joven Belén.

El padre, Nicolás Langdon, arquitecto y padre de siete hijos, aseguró ayer que la familia está viviendo con "mucha tristeza y mucho dolor" la pérdida de su hija, pero que su fe católica les ayuda a afrontarla con serenidad y paz. "Ha querido que sea de esta manera y hay que aceptarlo", dijo visiblemente emocionado frente al tanatorio, donde agradeció a los medios el "interés" mostrado por el caso.

Cientos de personas habían velado desde las cinco de la tarde a la joven, fallecida a consecuencia de las heridas sufridas en el Madrid Arena.

Belén era la penúltima hermana de siete hermanos. La familia estuvo siempre arropada por familiares y amigos y numerosos sacerdotes. Los padres recibieron la noticia en Brasil, donde el padre trabaja como arquitecto desde hace un par de años. Tras conocer la noticia los padres regresaron inmediatamente a España, y directamente fueron al hospital.

Su muerte es la cuarta a consecuencia de la avalancha humana que se produjo en el recinto Madrid Arena durante una fiesta de Halloween, en la que también murieron Katia Esteban Casielles, Rocío Oña Pineda y Cristina Arce de la Fuente, todas ellas madrileñas de 18 años. Continúa ingresada en estado muy crítico María Teresa Alonso, de 20 años, que también resultó herida.