Benedicto XVI a los jóvenes: «Tenéis la tarea de mostrar al mundo que la fe trae una felicidad y alegría verdadera, plena y duradera. Y si el modo de vivir de los cristianos parece a veces cansado y aburrido, entonces sed vosotros los primeros en dar testimonio del rostro alegre y feliz de la fe»

miércoles, mayo 12, 2010

¿QUÉ SUCEDERÁ SI LA SAL SE VUELVE SOSA?



Vivimos tiempos de crisis en todos los campos, en la Iglesia NO. La Iglesia nunca desaparecerá pero los hombres que la componemos SI podemos cometer errores. Ahora que hay temas candentes toca rezar más, arrimar el hombro y ser de verdad esos heraldos del evangelio, expertos en humanidad que decía Juan Pablo II. Son tiempos de valientes y de escuchar y seguir y hacer vida las palabras que nos dirige el Vice Cristo en la tierra, Benedicto XVI. A continuación trascribo sus palabras dirigidas a miles de peregrinos en su visita a Portugal.

"Para que esto no suceda, según el Papa, "es necesario anunciar de nuevo con vigor y alegría el acontecimiento de la muerte y resurrección de Cristo, corazón del cristianismo, fundamento y apoyo de nuestra fe, palanca poderosa de nuestras certezas, viento impetuoso que barre todo miedo e indecisión, toda duda y cálculo humano".
"La resurrección de Cristo nos asegura que ningún poder adverso podrá nunca destruir a la Iglesia --aseguró--. Por tanto nuestra fe tiene fundamento, pero es necesario que esta fe se convierta en vida en cada uno de nosotros".
Dar razón de la esperanza
El sucesor de Pedro pidió "un vasto esfuerzo capilar que llevar a cabo para que cada cristiano se transforme en un testigo capaz de dar cuentas a todos y siempre de la esperanza que le anima: sólo Cristo puede satisfacer plenamente los profundos anhelos de todo corazón humano y dar respuestas a sus interrogantes más inquietantes sobre el sufrimiento, la injusticia y el mal, sobre la muerte y la vida del Más Allá".
El pontífice reconoció que a la Iglesia "sabemos que no le faltan hijos poco dóciles e incluso rebeldes". Ahora bien, aseguró en los santos "reconoce sus propios rasgos característicos y, precisamente en ellos, saborea su alegría más profunda. Les une a todos la voluntad de encarnar el Evangelio en su propia existencia, bajo el empuje del eterno animador del Pueblo de Dios que es el Espíritu Santo".
Por este motivo, concordó con los obispos del país en que la prioridad pastoral para la Iglesia en Portugal "es hacer de cada hombre y cada mujer cristianos una presencia radiante de la perspectiva evangélica en medio del mundo, en la familia, en la cultura, en la economía, en la política". (Benedicto XVI, LISBOA, martes 11 de mayo de 2010 (ZENIT.org).-"