Benedicto XVI a los jóvenes: «Tenéis la tarea de mostrar al mundo que la fe trae una felicidad y alegría verdadera, plena y duradera. Y si el modo de vivir de los cristianos parece a veces cansado y aburrido, entonces sed vosotros los primeros en dar testimonio del rostro alegre y feliz de la fe»

miércoles, octubre 31, 2012

EL CIELO

Mañana es dia 1 de noviembre, dia de todos los santos y hablando con unas amigas de este tema, de la muerte, el más alla...los comentarios para una persona de fe son cielo, esperanza, volver a reencontrarnos con los nuestros...
Algunas personas comentaban que si el cielo es realmente para siempre, para siempre, para siempre...se muestra super aburrido el tema porque una vez todos allí, nos miramos, nos contamos cosas, y pasa el tiempo, y luego...ya está todo hablado, todo visto...
bueno es una manera un poco frivola de hablar de este tema pero ayer escuche una frase que me ayudó a verlo con otro prisma más en consonancia con una persona de fe, creyente.

EL CIELO ES EL CRECIMIENTO ETERNO EN EL AMOR. LA BELLEZA DIVINA (DIOS) NOS HARA IR CRECIENDO EN EL AMOR.

Os animo a darle vueltas a la frase. Tiene todo el sentido que un Dios Padre, que es EL BIEN, LA BELLEZA, EL AMOR y que es el que a través del Espiritu Santo nos da ese amor con que amamos a los demás nos dé ese gran regalo de que crezcamos en el amor en el cielo y se presenta maravilloso.





lunes, octubre 29, 2012

¿Qué sentido tiene vivir?

Qué sentido tiene vivir? ¿Hay un futuro para el hombre, para nosotros y para las generaciones futuras? ¿En qué dirección orientar las decisiones de nuestra libertad en pos de un resultado bueno y feliz de la vida? ¿Qué nos espera más allá del umbral de la muerte?». Ante todas estas inquietudes, el Papa explicó la necesidad de la fe



Benedicto XVI ha continuado el ciclo de catequesis dedicado al Año de la fe, en la Audiencia general del miércoles 24 de octubre. En esta ocasión respondió a la pregunta ¿qué es la fe? El Santo Padre abordó la cuestión en el ámbito del mundo actual: «En nuestro tiempo es necesaria una renovada educación en la fe, que incluya por cierto un conocimiento de su verdad y de los acontecimientos de la salvación, pero que principalmente nazca de un verdadero encuentro con Dios en Jesucristo, de amarlo, de confiar en él, de tal modo que toda la vida esté involucrada con él».

«Hoy, junto a muchos signos buenos, crece a nuestro alrededor también un cierto desierto espiritual», señaló el Papa. «A pesar de la grandeza de los descubrimientos de la ciencia y de los éxitos de la tecnología, el hombre hoy no parece ser verdaderamente más libre, más humano; todavía permanecen muchas formas de explotación, de manipulación, de violencia, de opresión, de injusticia… Además, un cierto tipo de cultura ha educado a moverse solo en el horizonte de las cosas, de lo posible, a creer solo en lo que vemos y tocamos con las manos. Por otro lado, sin embargo, crece el número de personas que se sienten desorientados y, al tratar de ir más allá de una visión puramente horizontal de la realidad, se predisponen a creer en todo y su contrario. En este contexto, surgen algunas preguntas fundamentales, que son mucho más concretas de lo que parecen a primera vista: ¿Qué sentido tiene vivir? ¿Hay un futuro para el hombre, para nosotros y para las generaciones futuras? ¿En qué dirección orientar las decisiones de nuestra libertad en pos de un resultado bueno y feliz de la vida? ¿Qué nos espera más allá del umbral de la muerte?».


Ante todas estas inquietudes, el Papa explicó la necesidad de la fe: «Nosotros necesitamos no solo el pan material, necesitamos amor, sentido y esperanza, un fundamento seguro, un terreno sólido que nos ayude a vivir con un sentido auténtico, incluso en la crisis, en la oscuridad, en las dificultades y en los problemas cotidianos. La fe nos da esto: se trata de una confianza plena en un ‘Tú’, que es Dios, el cual me da una seguridad diferente, pero no menos sólida que la que proviene del cálculo exacto o de la ciencia». (www.almudi.org)

EL PERDON

SE ACERCA LA FIESTA DE LOS DIFUNTOS Y TODOS LOS SANTOS Y SON FECHAS EN LAS QUE NOS ACERCAMOS A LOS CEMENTERIOS ESPECIALMENTE A REZAR A NUESTROS FAMILIARES. LLEVAMOS FLORES Y TODOS CREYENTES Y NO CREYENTES VAMOS A LA IGLESIA DEL PUEBLO. REZAMOS. NOS VEMOS CON LOS FAMILIARES QUE HACE TIEMPO NO VEMOS Y ME PARECIO BONITO ESTE ARTICULO QUE TRATA DEL PERDON.
PUEDE AYUDARNOS A MINIMIZAR ESOS MALENTENDIDOS QUE AVECES HACEN QUE NOS ALEJEMOS DE LOS MAS QUERIDOS.





La Familia – El perdón


Reflexión de monseñor Oscar Vicente Ojea, obispo de San Isidro, sobre la familia y el perdón (Octubre de 2012)

Siguiendo con las reflexiones acerca de las familias, querría tocar un punto que es fundamental en la comunidad familiar, que es el perdón.
En realidad experimentamos muchas lastimaduras en familia. Muchas veces somos ofendidos, heridos, lastimados, por palabras, porque nos sentimos dejados de lado, porque sentimos que no hemos sido tomados en cuenta, o que no nos han valorado, y allí empiezan los celos, allí empiezan esas cosas que duelen: Muchas veces eso se hace como un callo, entonces comienzo a no hablar, a ponerme duro, a ponerme rígido, y allí empieza el corazón a endurecerse y a no poder tener la flexibilidad del amor que hace posible el perdón.

Qué es el perdón. El perdón es la forma más perfecta que tiene el amor. Es la capacidad de ponerme en el lugar del otro, tomar un poco de distancia y pensar “por qué me dijo eso” “por qué no hizo esto”. Lo contrario sería estar representándome continuamente la escena que me tortura y que me hace mal, lo que me dijo, lo que me hizo o lo que no me dijo o lo que no hizo y volver a representarla en mi mente, como si fuera un montaje nuevo que lo único que hace es agudizar la herida, hacer más profunda la lastimadura de aquello “que me hiciste”.

Esto no ayuda a perdonar, al contrario, ayuda a fomentar, en un corazón endurecido el rencor. El estar volviendo continuamente sobre el mal que nos hicieron y así nos ponemos en víctimas, ejercitamos la autocompasión, nos convertimos en el centro de todo.

“Me han lastimado” “Me han herido” y eso queda como único discurso de nuestra mente y de nuestra sensibilidad.

Para perdonar es necesario entrar en un proceso en el cual yo tengo que tomar un poquito de distancia, no puedo estar muy cerca y al tomar distancia me vuelvo al lugar del otro. Y a través de lo que me dijo, por ejemplo, pienso “qué le está pasando” “qué pasa en su historia” “qué está necesitando en este momento” “qué está expresando detrás de lo que dice o detrás de lo que no dice” “qué momento está viviendo” “por qué se la tomó conmigo” “por qué se agarró conmigo”. Capas que fue porque necesitaba sacar cosas que vienen de otro lado como una corriente, entonces yo entré en la volteada.

Qué hermoso es poder perdonar y que en familia nos sintamos comprendidos, valorados, escuchados. Comienza un vínculo nuevo después de perdonar, es como que crece el amor, es como haber pasado por una cuesta difícil y estar un poco más alto, cuando se ha perdonado.

Cuando el corazón ha perdonado se dilata, es como si el corazón estuviera más grande, hay más lugar en ese corazón.

Solo aprendemos en familia a perdonar. Sobre este tema vamos a volver porque es fundamental para el ejercicio del corazón. Para salir de un solo lugar, autónomo, en el que me estoy mirando a mí mismo y poder dar toda una vuelta, ponerme en el lugar del otro, aprender qué le ha pasado, qué lo ha condicionado, y desde allí, como Jesús, perdonar y vivir lo que decimos en el Padrenuestro, que le pedimos al Señor que nos perdone así como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

Que el Señor con conceda esta gracia que aprendemos, ante todo a vivir en familia que es la primera comunidad.

Que Dios los bendiga a todos.  Mons. Oscar Ojea, obispo de San Isidro

viernes, octubre 26, 2012

LA VERDAD NO ENVEJECE

Llevo unos meses que con tanto tuiter, facebook y mensajes cortos apenas entro en mi blog. Pido perdón.
Ahora copia literalmente este artículo porque pienso que con tanto mensaje corto y esquemático leemos cada vez menos y me permito este largo texto que merece la pena leer con calma y sosiego.




La verdad no envejece
23 octubre 2012. Alfa y Omega
 
Benedicto XVI se somete nuevamente a una entrevista periodística, esta vez, para la película documental ‘Bells of Europe-Campanas de Europa’. Entre otras cosas, el Papa explica las razones de la esperanza cristiana, en contraposición a la caducidad de las ideologías: «Parecen fuertes, irresistibles, pero después de un determinado período se consumen», dice

El lunes por la tarde, después de la sesión del Sínodo, se presentó a varios padres sinodales la película ‘Bells of Europe-Campanas de Europa’, sobre la relación entre el cristianismo, la cultura europea y el futuro del continente. La película presenta una serie de entrevistas con las principales personalidades de la religión cristiana: el Papa Benedicto XVI, el Patriarca ecuménico Bartolomé I, el Patriarca Kirill de Moscú, el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, el ex presidente de la Federación de Iglesias Evangélicas en Alemania, Huber y otras personalidades de la política y la cultura.

El hilo conductor es el toque de las campanas de los diferentes rincones del continente y la fusión de una única campana en la antigua fundición de Agnone. La banda sonora es del compositor estonio Arvo Pärt, que es también entrevistado.

La realización ha corrido a cargo del Centro Televisivo Vaticano, basándose en la idea del Padre Germán Marani, con el apoyo de otras instituciones, como la Fundación Gregoriana. El documental está ya a disposición de RAI Cinema, que posee los derechos para televisión y vídeo doméstico.

Sigue el texto de la entrevista al Papa Benedicto XVI:

Santidad, en sus encíclicas propone una antropología fuerte, un hombre habitado por el amor de Dios, un hombre de racionalidad ampliada por la fe, un hombre que tiene una responsabilidad social gracias a la dinámica de caridad recibida y dada en la verdad. Santidad, en este horizonte antropológico en que el mensaje evangélico exalta todos los elementos dignos de la persona humana, purificando las escorias que oscurecen el verdadero rostro del hombre creado a imagen y semejanza de Dios, Usted ha reafirmado en repetidas ocasiones que este redescubrimiento de rostro humano, de los valores evangélicos, de las raíces profundas de Europa es una fuente de gran esperanza para el continente europeo, y no sólo... ¿Puede explicar las razones de su esperanza?

La primera razón de mi esperanza consiste en que el deseo de Dios, la búsqueda de Dios está profundamente grabada en cada alma humana y no puede desaparecer. Ciertamente, durante algún tiempo, Dios puede olvidarse o dejarse de lado; se pueden hacer otras cosas, pero Dios nunca desaparece. Simplemente, es cierto, como dice san Agustín, que nosotros, los hombres, estamos inquietos hasta que encontramos a Dios Esta preocupación también existe en la actualidad. Es la esperanza de que el hombre, siempre de nuevo, también hoy, se encamine hacia este Dios.

La segunda razón de mi esperanza consiste en el hecho de que el Evangelio de Jesucristo, la fe en Cristo, es simplemente verdad. Y la verdad no envejece. También se puede olvidar durante algún tiempo, es posible encontrar otras cosas, se puede dejar de lado; pero la verdad como tal no desaparece. Las ideologías tienen un tiempo determinado. Parecen fuertes, irresistibles, pero después de un determinado período se consumen; pierden su fuerza porque carecen de una verdad profunda. Son partículas de verdad, pero al final se consumen. En cambio, el evangelio es verdadero, y por lo tanto nunca se consume. En todos los períodos de la historia aparecen sus nuevas dimensiones, aparece en toda su novedad, para responder a las necesidades del corazón y de la razón humana que puede caminar en esta verdad y encontrarse en ella. Y así, por esta razón, estoy convencido de que también hay una nueva primavera del cristianismo.

Un tercer motivo empírico lo vemos en que esta inquietud se manifiesta en la juventud de hoy. Los jóvenes han visto tantas cosas —las ofertas de las ideologías y del consumismo— pero perciben el vacío de todo esto, su insuficiencia. El hombre ha sido creado para el infinito. Todo lo finito es demasiado poco. Y por eso vemos cómo, en las generaciones más jóvenes, esta inquietud se despierta de nuevo y cómo se ponen en camino; así hay nuevos descubrimientos de la belleza del cristianismo; un cristianismo que no es barato, ni reducido, sino radical y profundo. Por lo tanto, me parece que la antropología, como tal, nos indica que siempre habrá nuevos despertares del cristianismo y los hechos lo confirman con una palabra: cimiento profundo. Es el cristianismo. Es verdadero, y la verdad siempre tiene un futuro.

Santidad, usted ha dicho muchas veces que Europa ha tenido y tiene todavía una influencia cultural sobre toda la humanidad y tiene que sentirse especialmente responsable, no sólo del propio futuro, sino también del de todo el género humano. Mirando hacia adelante, ¿es posible trazar los límites del testimonio visible de los católicos y de los cristianos pertenecientes a las Iglesias ortodoxas y protestantes, en Europa del Atlántico a los Urales que, viviendo los valores evangélicos en los que creen, contribuyan a la construcción de una Europa más fiel a Cristo, más acogedora, solidaria, no sólo custodiando la herencia cultural y espiritual que los caracteriza, sino también en el compromiso de buscar nuevas vías para afrontar los grandes desafíos comunes que marcan la época post-moderna y multicultural?

Se trata de la gran cuestión. Es evidente que Europa tiene también hoy en el mundo un gran peso tanto económico como cultural e intelectual. Y, de acuerdo con este peso, tiene una gran responsabilidad. Pero como usted ha dicho, Europa tiene que encontrar todavía su plena identidad para poder hablar y actuar según su responsabilidad. El problema hoy no son ya, en mi opinión, las diferencias nacionales. Se trata de diversidades que, gracias a Dios, ya no constituyen divisiones. Las naciones permanecen, y en sus diversidades culturales, humanas, temperamentales, son una riqueza que se completa y da lugar a una gran sinfonía de culturas. Son, fundamentalmente, una cultura común. El problema de Europa para encontrar su identidad creo que consiste en el hecho de que hoy, en Europa tenemos dos almas: una de ellas es una razón abstracta, anti-histórica, que pretende dominar todo porque se siente por encima de todas las culturas. Una razón que al fin llega a sí misma, que pretende emanciparse de todas las tradiciones y valores culturales en favor de una racionalidad abstracta. La primera sentencia de Estrasburgo sobre el Crucifijo era un ejemplo de esta razón abstracta que quiere emanciparse de todas las tradiciones, de la misma historia. Pero así no se puede vivir. Además, también la razón pura está condicionada por una determinada situación histórica, y solo en este sentido puede existir.

La otra alma es la que podemos llamar cristiana, que se abre a todo lo que es razonable, que ha creado ella misma la audacia de la razón y la libertad de una razón crítica, pero sigue anclada a las raíces que han dado origen a esta Europa, que la han construido sobre los grandes valores, las grandes intuiciones, la visión de la fe cristiana. Como usted decía, sobre todo en el diálogo ecuménico entre Iglesia católica, ortodoxa, protestante, este alma tiene que encontrar una común expresión y después tiene que confrontarse con esa razón abstracta, es decir, aceptar y conservar la libertad crítica de la razón con respecto a todo lo que puede hacer y ha hecho, pero practicarla, concretarla en el fundamento, en la cohesión con los grandes valores que nos ha dado el cristianismo. Sólo en esta síntesis Europa puede tener peso en el diálogo intercultural de la humanidad de hoy y de mañana, porque una razón que se ha emancipado de todas las culturas no puede entrar en un diálogo intercultural. Sólo una razón que tiene una identidad histórica y moral puede también hablar con los demás, buscar una interculturalidad en la que todos pueden entrar y encontrar una unidad fundamental de los valores que pueden abrir las vías al futuro, a un nuevo humanismo, que tiene que ser nuestro objetivo. Y para nosotros este humanismo crece precisamente a partir de la gran idea del hombre a imagen y semejanza de Dios.