Benedicto XVI a los jóvenes: «Tenéis la tarea de mostrar al mundo que la fe trae una felicidad y alegría verdadera, plena y duradera. Y si el modo de vivir de los cristianos parece a veces cansado y aburrido, entonces sed vosotros los primeros en dar testimonio del rostro alegre y feliz de la fe»

lunes, enero 23, 2012

¿SABES PERDONAR?



¡SABER PERDONAR!
MUCHAS VECES OIMOS "YO PERDONO...PERO NO OLVIDO" AVECES ES DIFÍCIL Y POR ESO ESTA ENTREVISTA ME HA REMOVIDO ESPECIALMENTE.

HOY ME HA ENVIADO UNA AMIGA ESTA ENTREVISTA QUE SALE PUBLICADA EN LA VOZ DE GALICIA DEL SABADO 14 DE ENERO A D. JOSE MARIA ARALUCE, SACERDOTE. NO PUEDO DEJAR NI UNA COMA DEL TEXTO Y LA PUBLICO ENTERA.


El 4 de octubre de 1976, tres pistoleros de ETA acribillaron en el portal de su casa de San Sebastián al entonces presidente de la Diputación de Guipúzcoa, Juan María Araluce Villar.

Sus hijos, que estaban acabando de comer en ese momento, oyeron el tiroteo, en el que también fallecieron el chofer del político y los tres policias que le escoltaban, y dos de ellos bajaron a la calle para comprobar qué había ocurrido. Entre ellos, que entonces tenía 17 años, estaba el actual director espiritual de Fonteboa, el sacerdote José María Araluce Letamendia, quien aseguró a Voz da Radio Voz Bergantiños, que descubrió su vocación ese mismo día. Su familia, explicó, perdonó a los asesinos desde el primer momento.

¿Qué ocurrió ese 4 de octubre de 1976?
Ese día, el de San Francisco de Asís, estábamos comiendo en casa los nueve hermanos, apurándonos porque después teníamos que ir al colegio. Eran las dos y diez de la tarde y, de repente, escuchamos lo que a mi me pareció un choque ente coches, pero uno de mis hermanos se levantó de un salto, salió al balcón y gritó “papá” Justo en ese momento se me vino el mundo encima, porque sabía lo que había ocurrido, ya que mi padre estaba bajo amenazas. Uno de mis hermanos mayores y yo bajamos a la calle rápidamente y descubrimos el panorama, los tres escoltas tirados en la calle, muertos, y su chofer, moribundo, junto al coche. Mi padre estaba dentro del coche y todavía mantenia un hilo de vida. Me acerqué a él, me miró y me sonrió y justo en ese momento nació mi vocación, lo comprendí todo.

¿una mirada y una sonrisa fueron suficientes?
La vocación es un misterio y no se sabe nunca cuando va a llegar, pero la semilla está ahí desde el bautismo. En mis caso, aunque parezca mentidra, porque Dios escribe recto con renglones torcidos, siempre he creído que mi vocación se la debe a la muerte de mi padre. Ël era profundamente cristiano y siempre nos había dado muy buen ejemplo, aunque jamás nos intentó influir ni nada por el estilo. Sin embargo, ese día, al verle sonreír, entendí que se iba en paz, que había algo más aparte de esta vida. Fue un momento de gran confusión y yo inmediatamente me puse a rezar.



¿Cómo reaccionó la familia ante lo ocurrido?
Mi madre, que desde entonces ejerció de padre y de madre, nos enseñó a perdonar desde el primer momento. Mi padre llegó con vida al hospital, pero murió poco después y recuerdo que casi inmediatamente mi hermano mayor declaró a la prensa:
“Mi padre nos enseñó siempre a perdonar. Así que todos nosotros perdonamos siempre de todo corazón”. A los pocos días, en televisión, mi madre volvió a hablar de perdón, lo que le costó muchos disgustos, porque hubo mucha gente que no entendió su postura y decían que se estaba alineando con los terroristas. Fue una experiencia muy fuerte que nos hizo pensar mucho y te das cuentade que o tienes la mirada puesta hacia lo divino o el mundo se te viene abajo.

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